Salud ocular: Cataratas

20.08.2020

Es la patología ocular más operada en los países desarrollados, habitualmente asociada a la edad. Hablamos de la catarata, consistente en la pérdida de transparencia del cristalino -lente natural que tenemos en el interior del ojo, detrás del iris, encargada de enfocar en la retina las imágenes que recibimos del mundo exterior independientemente de la distancia a que se encuentren-.

La mayor parte de las cataratas (más del 80%) están relacionadas con la edad, pues debido a los procesos oxidativos que sufre nuestro cuerpo con el paso de los años el cristalino va perdiendo elasticidad (capacidad de enfoque a diferentes distancias) y transparencia. Esto hace que el desarrollo de esta patología sea por lo general lento y progresivo.

Pero hay más factores que pueden provocar la formación de cataratas, pues como hemos dicho, no todas están relacionadas con la edad:

  1. Condicionantes genéticos.
  2. Traumatismos.
  3. Enfermedades oculares, como pueden ser la miopía alta o la uveítis (inflamación del polo anterior del ojo).
  4. Enfermedades sistémicas como la diabetes, hipertensión arterial u obesidad.
  5. Consumo prolongado de ciertos fármacos, como corticoides.
  6. Fumar.
  7. Consumo excesivo de alcohol.

Podemos clasificar las cataratas en tres tipos diferentes atendiendo a la parte del cristalino que se ve afectada principalmente:

  1. Catarata nuclear: afecta al centro de la lente. Inicialmente puede provocar un aumento de nuestra miopía y mejorar nuestra visión de cerca; con el tiempo el cristalino va amarilleando e incluso adquiriendo un tono marrón.
  2. Catarata cortical: la opacidad afecta a la corteza de la lente, comenzando como opacidades blanquecinas en forma de cuña en el borde exterior del cristalino. Según va formándose la catarata estas cuñas van avanzando hacia el centro del cristalino hasta entrar en el campo visual y dificultando la visión.
  3. Catarata subcapsular posterior: comienza formándose cerca del polo posterior del cristalino, justo por donde debe pasar la luz en su camino a la retina. Suele afectar a la visión de cerca, aumenta el deslumbramiento con luz brillante y provoca la visión de halos alrededor de las luces por la noche.

El tratamiento de la catarata consiste en su eliminación mediante cirugía, vaciando el cristalino opacificado y sustituyéndolo por una lente intraocular (LIO). Aunque se puede operar en cualquier momento, se suele hacer cuando comienza a causar dificultades en la vida cotidiana del paciente. Hay que tener en cuenta que cuanto más madura esté la catarata presentará mayores dificultades en la cirugía por ser más difícil eliminar el cristalino y aumentará el riesgo de sufrir complicaciones durante la operación.